Tiembla la tierra

Tengo una amiga que recibió un golpe muy fuerte. De pronto, dejó de sentir amor por su pareja. Me dice que se murió la magia de un segundo a otro, sin aviso previo, ni cláusula explicativa donde ella pudiese poner su firma y a voluntad, decir adiós.

La perdida le llegó de imprevisto, sin que pudiese hacer algo por amortiguar, comprender y digerir, “la magia se acabó y el pasado es solo un recuerdo doloroso”, me dice ella.

Yo le digo que la comprendo, que pienso en una metáfora cataclismica tipo imagen en mi mente: que en su mundo comenzó sin quererlo una oscuridad donde la luna eclipsó al sol, la tierra se empieza a mover y los meteoritos comienzan a caer sobre la superficie desde el cielo gris. 

Yo entré en ese mundo y la acompaño en busca de un refugio, llevo un escudo protector que amortigua la caída del meteorito. No sé con total seguridad que camino seguir, pero al menos llevo un mapa que me indica donde están las zonas seguras. De pronto la lluvia de meteoritos se detiene por un instante y paramos a descansar, llorar y reflexionar. La vida nos entrega momentos de lucidez donde aprovechamos de sacar esa sabiduría interna que en estos momentos nos parece inexistente.

Es difícil encontrarle sentido a esta guerra sin sentido, a este designio que parece apoderarse de la existencia sin que lo hayamos buscado, pero la muerte está a la vuelta de la esquina y nunca hemos querido escucharla. Es un esfuerzo doloroso, intentar otorgar un significado a la tragedia mientras esta ocurre y a veces, entender el dolor no ayuda a sanar, la comprensión de la tragedia solo calma transitoriamente.

La buena noticia es que la tormenta de meteoritos y este movimiento de tierra, pasa. No hay dolor que pueda apagar la llama de la vida.

La clave está en entender el “como” del dolor y no el “por qué”, comprender que este dolor no es impuesto ni ajeno, es una reacción dolorosa personal y única frente a la tragedia de la muerte.

En el contexto de las reglas de la vida, la muerte es natural, pero en el contexto de nuestra mente, no la vivimos de esa forma, la vivimos como una imposición.

Nos han enseñado que la vida es un juego y cuando aparece la muerte nos damos cuenta de que al parecer no lo es o al menos no es un juego fácil de jugar.

Creo, efectivamente que la vida es un juego que hay que aprender a maniobrar con astucia, en la medida en que nos vamos, en estos casos, volviendo “expertos en perdidas” tan propias del vivir. Como bien decía John Lennon: “We´re playing those mind games together, pushing the barriers, planting seeds, playing the mind guerrilla” // “Jugamos estos juegos mentales juntos, empujando las barreras, plantando semillas, jugando a la guerrilla mental”.

A veces, la vida nos obliga a encontrar un sentido, a forzarlo de alguna manera para darle continuidad a la existencia, la vida después de la tragedia, el sentido después del sin sentido, UN NUEVO SOL PARA UNA NUEVA ERA Y UN NUEVO ORDEN.


 
IMAGEN DE LA TIERRA VISTA DESDE EL ESPACIO




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